A medida que avanza el siglo XXI surgen a nuestro alrededor conceptos como slow food, slow travel, slow fashion… manifestaciones de una visión más sostenible, más equilibrada, del desarrollo de las sociedades de consumo. En el mundo de la estética y la salud dental también aparece un concepto nuevo, slow dentistry, que hace referencia al cuidado, esmero, rigor y profesionalidad que caracteriza a un perfil de dentista especialmente empático con el resultado final del paciente.
En el mundo de la estética es frecuente comprobar cómo se incurre en el defecto de ansiar mucho resultado en muy poco tiempo… pero la salud dental, ¿es cuestión de velocidad o de esmero y rigor? Desde luego, en este caso, menos es más.
Es importante no confundir el concepto ‘slow’ con la celeridad de trabajo de cada profesional. El valor añadido del concepto ‘slow’ reside más bien en el volumen sostenible de procesos odontológicos que un profesional acomete en pro de la máxima calidad. La clave del método ‘slow’ consiste pues en ofrecer un trabajo excelente en un número reducido de pacientes.
Contamos con que el slow dentistry lleva consigo la seguridad y confianza que exige el paciente de hoy en día. Una persona que se pone en manos de un profesional de la salud bucodental, necesita encontrar el mejor trato, servicio y seguimiento de su patología. Esto exige un contrastado nivel profesional, pero también requiere de mucho tiempo, dedicación, experiencia y paciencia por parte del odontólogo u odontóloga.
En definitiva, slow dentistry es un criterio muy recomendable en el modo de hacer las cosas por parte de profesión odontológica, un modelo de calidad en el que creemos y que aplicamos en Dental Bernabeu. Todo profesional del sector sabe que un buen tratamiento sostenible que garantice la satisfacción al cliente, necesita un período mínimo de atención, cuidado y servicio exclusivo que no es compatible, desde luego, con esas fórmulas low cost que tanto proliferan en los últimos años.